Lo que convierte una sociedad en algo vivo es el debate y la decisión por mayoría. El problema que tiene nuestro club es que la gente lo quiere para relajarse y disfrutar y que a veces las asambleas son eternas. Yo he participado en Juntas generales en las que catorce socios, menos que los miembros de la junta, aprobaron un presupuesto de seis millones de euros (MIL millones de pesetas). La falta de participación y el pasotismo convierten a las juntas, si las dejamos, en omnipotentes. Por eso es tan importante participar y votar en consecuencia. Pensar en estos momentos en la junta que más nos conviene por su programa o por sus hechos y no en la que está mi amigo fulanito, porque los elegidos serán los encargados de gestionar nuestro dinero, que no es poco.